La actividad física y ejercicio son una parte indispensable para poder tener un estilo de vida saludable; sin embargo en el caso de las atletas femeninas se les considera una población en riesgo debido a las intensas sesiones de entrenamiento más un régimen alimentario estricto en ciertas disciplinas que exigen cierto peso como taekwando, danza, gimnasia, animación, entre otras.
La triada de la atleta consiste en la relación entre 3 factores que conllevan a un circulo vicioso de enfermedad. Estos son: 1) energía disponible para el cuerpo en forma de calorías, 2) patrones hormonales de la menstruación, y 3) densidad mineral ósea. Solamente afecta a las mujeres y se puede tener uno, dos o los 3 componentes de la triada.
El primer factor está relacionado directamente con alteraciones en la conducta alimentaria de la atleta, que puede padecer o no un trastorno de la alimentación francamente diagnosticado. La mayoría de las mujeres que lo padecen buscan perder peso para mejorar su rendimiento, no tanto su apariencia. Pueden ser desde no consumir una cantidad suficiente de alimento y calorías necesarias para le buen funcionamiento de su organismo considerando todo el ejercicio que están haciendo, hasta evitar grupos de alimentos que consideren dañinos o inadecuados para su dieta. O inclusive presentar un desorden de alimentación como anorexia clásica, bulimia o EDNOS.
Si la cantidad de calorías no son suficientes para enfrentar los gastos metabólicos, se comenzarán a consumir las reservas de grasa para obtener energía. Sin embargo, al llegar a cierto porcentaje de grasa corporal (que puede ser diferente para todas las mujeres) no va a haber suficientes sustratos para generar las hormonas sexuales, que se producen en base a lípidos. Esta disfunción hormonal provoca un mal funcionamiento de los ovarios que provoca una amenorrea, o falta de menstruación. Si esto no se corrige de una manera oportuna las consecuencias pueden ser muy graves.
Los ovarios producen una hormona sexual llamada estrógeno, al no estar funcionando las concentraciones sanguíneas de esta hormona disminuyen considerablemente. Los estrógenos ayudan a fijar el calcio en el hueso y sin ella no es posible mantener una salud ósea adecuada. El tejido óseo está en constante remodelación todo el día, todos los días. Se toma calcio de ahí para los procesos corporales normales, y en condiciones no patológicas se volvería a fijar manteniendo la densidad normal ósea. Sin embargo, en caso de la triada de la atleta, solamente se toma el calcio y no se recupera, lo que provoca que la densidad ósea se vea afectada y se presente osteoporosis que puede tener un efecto negativo permanente en el futuro de sus huesos.
La manera de tratar esta condición es a través de un equipo multidisciplinario de la salud que conste de nutrición, psiquiatría, y medicina. También es importante que se suspenda la actividad deportiva durante el periodo de recuperación. Es importante también en el tratamiento se involucre la familia e inclusive el entrenador, fomentando un ambiente positivo de superación. Una vez que se supere la triada de la atleta, con el aumento de peso y grasa corporal, se podría volver al deporte que se practicaba; sin embargo es importante mantener los ojos abiertos a cualquier señal de alarma.