Cuando consumimos alimentos de baja calidad y alto contenido energético, como la comida chatarra, nuestro cuerpo produce como respuesta una inflamación que se puede medir mediante el análisis de la proteína C reactiva en un estudio sanguíneo. Sin embargo, ¿por qué se provoca esta inflamación? Se ha visto que el cuerpo reacciona de esta manera en base a un mecanismo de defensa en contra de lo que se está comiendo, ya que se le considera una “agresión” al sistema. Esto trae como consecuencia muchas enfermedades crónicodegenerativas e inclusive la muerte. A su vez, el exceso de tejido adiposo consecuente con este estilo de alimentación y falta de actividad física, provoca un desbalance en las hormonas producidas en el mismo, lo que desencadena los mecanismos pro-inflamatorios.
Existen dos tipos de inflamación, la aguda y la crónica. La diferencia en estos términos es el tiempo que el cuerpo la ha padecido. En el caso de la inflamación crónica el principal mediador es una proteína llamada interleucina 6 (IL-6). Ésta produce otras proteínas que se les conoce como de fase aguda, lamás importante es la proteína C reactiva. Dichas proteínas aumentan o disminuyen en alrededor del 25% de las enfermedades inflamatorias y su diferencia en concentración se causa por la variabilidad en la producción de las mismas en el hígado por efecto de la IL-6. En la fase aguda también se dan cambios en el comportamiento, psicológicos, bioquímicos y nutricionales, lo que conlleva a un sinnúmero de consecuencias para nuestro estado de salud general.
Cuando los estímulos que producen la inflamación aguda continúan esta se va a convertir en un estado crónico. En esta etapa la IL-6 modifica el comportamiento de las células del sistema inmune como las células mononucleares y causa que se acumulen en los sitios “heridos” o “lastimados” lo que conlleva a más inflamación.
Los niveles circulantes de IL-6 se encuentran elevados en diferentes enfermedades autoinmunes e inflamatorias como la artritis reumatoide, artritis ideopática juvenil, lupus, espondilitis anquilosante, psoriasis y el síndrome de Crohn.
Para poder reducir, evitar y eliminar la inflamación en nuestro cuerpo es necesario tener una alimentación balanceada y una vida físicamente activa. Hay diferentes dietas que se ha demostrado mejoran esta situación, conocidas como dietas aniinflamatorias, la más famosa de ellas es la mediterránea. Sin embargo cualquier dieta que sea rica en omega-3, antioxidantes, vitaminas y minerales, fibra, y grasas saludables es suficiente para prevenir este estado. Es importante recordar que la alimentación es solo una parte, el ejercicio y la actividad física son imperativos para poder tener un buen estado de salud y un estilo de vida que nos traerá grandes beneficios a lo largo de los años e inclusive una vida más larga y de mayor calidad.
Referencias:
- Gabay, C. (2006). Interleukin-6 and chronic inflammation. Arthritis Research & Therapy, 8(2). doi:10.1186 https://arthritis-research.biomedcentral.com/articles/10.1186/ar1917
- Monteiro, R., & Azevedo, I. (2010). Chronic Inflammation in Obesity and the Metabolic Syndrome. Mediators of Inflammation, 2010, 289645. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2913796/
- Greenberg, A., & Obin, M. (2006). Obesity and the role of adipose tissue in inflammation and metabolism. The American Journal of Clinical Nutrition, 83(2), 461-465. Retrieved January 12, 2018, from http://ajcn.nutrition.org/content/83/2/461S.full
- Laimer, M., Ebenbichler, C., Kaser, S. Markers of chronic inflammation and obesity: a prospective study on the reversibility of this association in middle-aged women undergoing weight loss by surgical intervention. International Journal of Obesity, 659-662. doi:10.1038 https://www.nature.com/articles/0801970