En la actualidad existen muchas corrientes y alimentos de moda que claman ser las opciones más saludables para todos nosotros. Sin embargo existe también mucha desinformación que genera tabúes hacia ciertos alimentos que no son verdaderamente perjudiciales a la salud. Pero ¿cómo podemos tomar una buena decisión en este mar de opciones? Para esto es necesario tomar en cuenta nuestro estado general de salud, edad, estilo de vida y nuestros propios gustos.
La manera más certera de tomar decisiones informadas sobre lo que comemos o queremos comer, es tomar en cuenta las recomendaciones nutrimentales de nuestro país. Además existe un organismo llamado Fundación Iberoamericana de Nutrición (FINUT), que se ha dado la tarea de crear una guía rápida para identificar los mejores productos para consumir. En ella se puede observar además de los alimentos más recomendados para consumir, una serie de características que deben tener dichos alimentos en las que destacan: diversidad alimentaria, agricultura y ganadería sustentable, seguridad alimentaria y precio justo.
Sin embargo esto no es lo único que se puede hacer. Para lograrlo también se necesita tomar en cuenta las etiquetas nutrimentales, ya que son la radiografía de los alimentos. Podría parecer que descifrarlas puede ser complicado, pero los datos más importantes en los que te debes fijar, más que las calorías, el azúcar añadido y las grasas saturadas que contribuyen directamente al incremento del colesterol “malo”. En la actualidad se considera que lo saludable es aquello que contiene ingredientes que puedes pronunciar, pero esto no es necesariamente cierto. En la química orgánica existen muchas moléculas que cumplen con esta característica, sin embargo forman compuestos saludables, por ejemplo: (5R)-((1S)-1,2-dihidroxietil)-3,4-dihidroxifurano-2(5h)-1 es el nombre dado por la Unión Internacional de la Química Pura y Aplicada (IUPAC) para el ácido ascórbico, también conocido como Vitamina C. De la misma manera, existen elementos dañinos para la salud que pueden pronunciarse sin parpadear, tales como el sodio.
Por último, es crucial conocer nuestro cuerpo y lo que necesita. Siempre es bueno asistir con los profesionales y preguntarles que es lo mejor para nosotros. A su vez podemos pedirles su opinión sobre los alimentos de moda, o hacer investigación por nuestra cuenta en sitios confiables. De la misma forma, es necesario tener un juicio crítico y recordar que no hay alimentos ni buenos ni malos per se. Después de todo, la dosis es lo que hace el veneno.
Bibliografía:
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